El esquiador con discapacidad intelectual debe moverse siempre en los remontes y en las pistas con uno o varios acompañantes individuales o de grupo.
Los acompañantes deben tener la formación adecuada.
Si es precisa una preferencia en las colas, ya que algunos esquiadores de este tipo no las toleran, es obligatorio que tanto el esquiador como su acompañante estén identificados.
Los esquiadores con discapacidad y sus acompañantes deben intentar completar los vehículos de los remontes, siempre que sea posible.
Los acompañantes pedirán ayuda al personal del remonte en caso de que la necesiten o tengan necesidades especiales de algún tipo.
El acompañante subirá en el mismo vehículo que el esquiador con discapacidad intelectual, de manera que sea imposible que ningún esquiador con discapacidad intelectual se quede solo en un vehículo de un remonte.
La función más importante de los acompañantes en los remontes es evitar que los esquiadores con discapacidad puedan caer del vehículo. Para ello, si es necesario, en los telesillas pondrán la barra protectora entre las piernas de la persona con discapacidad, pondrán sus bastones por delante de la cintura o incluso lo fijarán a la silla con mosquetones. Es obligación del acompañante liberar los sistemas de sujeción al llegar a la estación superior.
El acompañante debe asegurarse que tanto él como el esquiador con discapacidad son capaces de respetar las Normas FIS para evolucionar por las pistas.
El acompañante deberá utilizar medios de sujeción, en caso de que sean necesarios, para conseguir que el esquiador con discapacidad esquíe controlado.

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